En los bosques del hambre
Para Margarita Ancacoy Huircán. Por Francisco Vargas Huaiquimilla. Cómo una tempestad fueron los golpes que provocaron su desplome. Por las redes leí que Ancacoy, podía significar cuerpo de roble, esa lengua extraviada de los ancestros hace divagar en las posibilidades de un nombre, sus sonidos y tránsitos. La naturaleza fuerte de los árboles endémicos azotada por la brutalidad del poder, oculto en el hambre de otros, esa derribando el sueño y esfuerzos de un ama de casa que camina en medio de la espesura de edificios, antes de que el sol nazca. Correr para llegar a la hora, dar frente al desempleo. Así revolotean los cuerpos con curriculums en mano, entre la multitud él y la aparición que le acompaña de ella, como un árbol imaginario en la visión de infancia, donde suena Kraftwerk, con los apocalípticos sonidos, dirigidos por un chamán radial en una emisora local de provincia, la banda sonora de una niñez llena de misticismos, zodiacos rotos por la desilusión, aromatizado po